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`Y la novia cerró la puerta´: La complejidad de la sociedad israelí sale del armario

desde 16/04/2020
hasta 04/05/2020

Nueva sección en la que periódicamente se publican reseñas de obras destacadas de la literatura mediterránea y de autores procedentes de países de la cuenca mediterránea. Esta segunda entrega está dedicada a la obra de Ronit Matalon, Y la novia cerró la puerta, traducida recientemente al español.

Ficha técnica:

Y la novia cerró la puerta
Ronit Matalon
Trad. Ana María Bejarano
Editorial minúscula, 2020
144 páginas

 

Aparece por fin traducida al español una obra de la escritora israelí Ronit Matalon (1959-2017), autora de nueve novelas y ganadora de numerosos premios literarios. Y la novia cerró la puerta (Editorial Minúscula, 2020) es el último trabajo de Matalon y llega a nuestras manos una vez más gracias a la labor de una editorial independiente, en una magnífica traducción del hebreo de Ana María Bejarano.

Hija de inmigrantes judíos provenientes de Egipto, Ronit Matalon trabajó como profesora de literatura en la Universidad de Haifa, ejerciendo también como reportera en el periódico Haaretz, para el que cubrió Gaza y Cisjordania entre 1987 y 1993. Sus obras contaron desde el principio con la aclamación de público y crítica, convirtiendo en best sellers a algunas de ellas y recibiendo prestigiosos reconocimientos, como el Premio del Primer Ministro a las Obras Literarias en Hebreo o el Premio Bernstein. Desde finales de los años 90 hasta nuestros días, sus novelas han ido apareciendo igualmente traducidas a otros idiomas como el alemán, neerlandés, inglés, francés, italiano o turco, entre otros.

Galardonada con el Premio Brenner 2017, concedido por la Asociación de Escritores en Hebreo de Israel y la Haft Family Foundation, Y la novia cerró la puerta tiene como protagonista in absentia a una novia que se enclaustra en el dormitorio de sus padres horas antes de la celebración de su boda. La reclusión de la novia sirve para que se den cita bajo un mismo techo los diferentes personajes que entretejen la profusión de temas subyacentes en esta novela. Las relaciones de pareja son analizadas a través de la mirada de Mati, el desconcertado marido en potencia cuya perspectiva sobre el amor sufrirá convulsiones a la altura del dramatismo de la situación. El primo de la novia, Ilan, es un Narciso de ojos verdosos que gusta de ponerse las ropas de su prima y considera que el ejército israelí no es compatible con él. La hermana de la novia, Nathalie, desapareció cuando tenía 11 años en circunstancias extrañas, lo que lleva a algunos miembros de la familia a sospechar de terrorismo palestino. La cuestión del conflicto palestino aparece también en la obra a través de Adnan, un operario de la compañía eléctrica de la Autoridad Palestina, buen amigo de un conocido de la familia al que recurren para poder alcanzar con su grúa la ventana de la habitación donde se encuentra encerrada la novia.

La claustrofóbica reunión de las familias de los futuros desposados, que se ven forzados a convivir en el pequeño salón del piso donde se encuentra recluida la novia, supone el choque entre las dos grandes tradiciones que pugnan por defender su lugar en la definición de la identidad nacional judía y su correspondiente cotas de poder: la azquenazí, descendientes de judíos de Europa Central y Oriental, y la mizrají, la de los judíos originarios de Oriente Medio y el norte de África.

Y, de fondo, esos 500 invitados a la boda que esperan en una sala de fiestas, junto con la orquesta y el banquete y que añaden presión a la olla donde se cuecen todos estos elementos. A lo largo de toda la novela, Ronit Matalon hace uso de un sibilino y mordaz sentido del humor y de un acertadísimo talento para la descripción de los personajes, lo que conduce a veces a situaciones desternillantes –como ocurre con la contratación del servicio de emergencias “Novias Arrepentidas”, formado por un equipo de psiquiatras para atender estos casos–. Este tipo de humor entronca igualmente con una tradición representada en la literatura contemporánea israelí en novelas como la Caja Negra de Amos Oz; Un caballo entra en un bar de David Grossman o en la obra de autores como Etgar Keret, pero también en la del escritor palestino israelí Sayed Kashua, demostrando que existe un humor que da la tierra y que no parece entender de pasaportes.

Y la novia cerró la puerta rinde homenaje a la poetisa, dramaturga, crítica literaria y traductora multilingüe, Lea Goldberg (1911-1970), cuyo rostro, junto a uno de sus poemas, aparece en los billetes de 100 shekels en Israel. Y si bien es cierto que esta breve novela está abierta a diferentes interpretaciones, su sentido último hay que buscarlo, probablemente, en ese tributo.

 

Por Natalia Arce