Desde siempre valoré y aprecié productos genuinos y artesanales.
Cuando cambió mi vida a Cabrela tuve el primer contacto con los Hijos de Cabrela, un producto único que es un símbolo de esta villa pintoresca alentejana.
Fue por casualidad y por el gusto de producir algo que es único que me dediqué a la fabricación de los Hijos de Cabrela.
A partir de la Filhós surgieron las Farripas de Filhós de Cabrela, un producto creado y registrado por mí que difiere de la Filhós de Cabrela en términos estéticos.
Después de los dos productos principales, surgieron también las broas de patata dulce (un pastel tierno y húmedo), las fragancias (un pastel con un paladar más fuerte) y las avezias (también conocidas como vainas o pasteles, depende de la geografía). Las azerias pueden tener relleno de grano, patata dulce, gila o dulce de huevos, todos ellos confeccionados por mí.
Todos los productos son confeccionados de forma artesanal lo que les confiere un sabor inigualable a una calidad superior.