Los cambios sociales que se están dando en la sociedad contemporánea -a menudo posibilitados por los avances tecnológicos- tienen como actores principales en muchas ocasiones a los jóvenes, cuyo protagonismo en los asuntos públicos ha ido en aumento, pasando de ser meros observadores a poner en práctica de forma activa sus aspiraciones de cambio.
Todo este proceso es global, y también en las sociedades musulmanas la juventud cuestiona los modelos imperantes, no solo a nivel político, sino también en los planos social y familiar.
Los jóvenes musulmanes buscan nuevas formas de afirmar su identidad, como hacen todos, pero planteándose cómo hacerlo dentro -o no- de los parámetros a veces excesivamente conservadores que rigen sus vidas, donde la religión y la tradición tienen un peso en ocasiones demasiado oneroso.
Acceder al mundo adulto, integrarse en la sociedad, ser fiel a la propia identidad al tiempo que se aspira a mejorar el futuro y reafirmarse como individuo -como joven y como musulmán- es un proceso complicado a veces.
Estas cuestiones son abordadas en las películas y documentales que conforman el ciclo ‘Ser joven y musulmán’, que la Fundación Tres Culturas oferta para el mes de septiembre con la colaboración de la Fundación Araguaney-Puente de Culturas. En este ciclo podremos apreciar todo lo que nos acerca a otros jóvenes cuyas esperanzas quizás compartamos.
La primera película del ciclo, Rabat, plantea esas cuestiones de identidad en el contexto de la emigración. A través del viaje desde Ámsterdam a Rabat de un grupo de marroquíes se nos desgranan las ilusiones y temores de unos jóvenes inmigrantes.
El documental Shooting Muhammad, nos cuenta la complicada historia de un joven palestino que estudia en una universidad israelí instalada en territorio ocupado, en Cisjordania, y que se ve obligado a convivir a diario con otros jóvenes, pero en este caso israelíes.
La tercera entrega del ciclo, Un musulmán moderno, nosmuestra el trabajo del rapero portorriqueño Hamza Pérezy su grupo M-Team, que desde el 11-S se esfuerza por alcanzar un entendimiento más profundo de su fe al tiempo que busca puntos en común con otros jóvenes, judíos y cristianos.
Como cierre, de la mano del director de Las tortugas también vuelan podremos conocer la situación de los jóvenes iraníes que intentan expresarse a través de la música en el Irán contemporáneo, en Nadie sabe nada de los Gatos Persas.