Descubre cómo el régimen de deducciones fiscales culturales, también conocido como Tax Equity Cultural, puede transformar el panorama de la financiación cultural. Este modelo innovador no solo impulsa proyectos culturales como los conciertos y actividades, sino que también ofrece a las empresas una oportunidad única para combinar responsabilidad social con beneficios fiscales. Invertir en cultura es invertir en el futuro económico y social de nuestra sociedad.
En el dinámico mundo de la música en directo, la financiación ha sido históricamente uno de los principales desafíos. Sin embargo, el régimen de deducciones fiscales culturales, también conocido como Tax Equity Cultural, está transformando esta realidad. Inspirado en los beneficios fiscales del sector audiovisual, este sistema se presenta como una herramienta clave para potenciar proyectos culturales y al mismo tiempo generar oportunidades para empresas interesadas en combinar responsabilidad social con rentabilidad económica.
En la Fundación Tres Culturas, trabajamos incansablemente para promover la cultura como un espacio de diálogo y entendimiento. A lo largo del año, organizamos numerosos conciertos y actividades culturales que atraen a un público diverso y consolidan a la región como un referente en oferta cultural. Pero, como muchos productores culturales, enfrentamos el reto de garantizar la sostenibilidad económica de estos proyectos. Por ello, consideramos que el régimen de deducciones fiscales culturales es una oportunidad única para involucrar al tejido empresarial en esta misión compartida.
¿Qué son las deducciones fiscales culturales?
Este régimen permite deducir hasta un 20% de los gastos de producción en proyectos culturales, lo que representa un incentivo poderoso para apoyar al sector. Los conceptos deducibles incluyen:
• Cachés de artistas.
• Gastos técnicos y de producción.
• Promoción y marketing.
Por cada 100 € invertidos, los promotores culturales pueden recuperar 20 €. Además, las empresas que decidan participar como inversoras pueden beneficiarse recuperando el 100% de su inversión inicial, más un 20% adicional en beneficios fiscales.
Esto convierte a la cultura en una inversión no solo socialmente responsable, sino también financieramente atractiva.
Un ejemplo práctico de cómo funciona:
Para ilustrar el impacto de este régimen, imaginemos un festival con un presupuesto de 1 millón de euros:
• El productor puede deducir hasta 200,000 € en gastos.
• Una empresa que invierta 100,000 € podría deducir 120,000 €, generando un beneficio fiscal directo de 20,000 €.
Este esquema financiero convierte las colaboraciones entre empresas y proyectos culturales en sinergias estratégicas: los promotores culturales obtienen recursos esenciales, mientras que las empresas diversifican sus inversiones y obtienen un retorno fiscal significativo.
¿Por qué es importante invertir en cultura?
El impacto positivo de este régimen trasciende los beneficios fiscales y afecta a todos los actores implicados:
Para los productores culturales:
• Acceso a financiación adicional que permite innovar, diversificar y garantizar la sostenibilidad de los proyectos.
• Reducción de la dependencia de ingresos tradicionales como entradas o merchandising.
Para las empresas inversoras:
• Recuperación de la inversión inicial más un retorno del 20%.
• Reputación reforzada como empresas comprometidas con la cultura y la responsabilidad social.
• Nuevas oportunidades de visibilidad y colaboraciones estratégicas en branding, patrocinios y eventos.
Para la sociedad en general:
• Estabilidad y crecimiento de la industria cultural, un sector clave para la identidad y la economía del país.
• Creación de empleo y atracción de inversión extranjera.
• Fomento de la cohesión social y la competitividad económica.
En la Fundación Tres Culturas, creemos firmemente en el poder transformador de la cultura como motor de progreso social y económico. Cada año, organizamos conciertos, exposiciones y eventos que no solo celebran la riqueza cultural de nuestra región, sino que también contribuyen a su desarrollo económico y social.
Sin embargo, llevar a cabo estos proyectos requiere el apoyo de aliados estratégicos que compartan nuestra visión. Por eso, queremos destacar el potencial de las deducciones fiscales culturales como un puente entre la cultura y el mundo empresarial.
Un modelo diferente al mecenazgo tradicional
Aunque el mecenazgo ha sido tradicionalmente una vía importante para apoyar la cultura, este régimen fiscal ofrece ventajas adicionales. Mientras que el mecenazgo permite recuperar entre un 30% y un 35% de la aportación realizada, las deducciones fiscales culturales aseguran la recuperación total de la inversión inicial más un 20% adicional.
Esto convierte a las deducciones fiscales culturales en una herramienta clave para dinamizar el sector cultural, ofreciendo beneficios claros tanto para las empresas como para la sociedad.
Invierte en cultura, invierte en futuro
Las deducciones fiscales culturales no son solo un incentivo económico; son una invitación a formar parte del crecimiento de un sector esencial. La cultura no es solo arte: es identidad, conexión y motor de desarrollo.
En la Fundación Tres Culturas, estamos convencidos de que la colaboración entre empresas y proyectos culturales puede generar un impacto positivo y duradero. Si formas parte de una empresa que busca diversificar sus inversiones o deseas explorar nuevas formas de responsabilidad social corporativa, este régimen es la oportunidad perfecta para unirte al cambio.
¿Te interesa?
Descubre cómo puedes participar en proyectos culturales como los que impulsamos en la Fundación Tres Culturas. Juntos podemos construir un futuro en el que la cultura sea un motor de inspiración, conexión y transformación.