Cuando se trata de dar a conocer los entresijos del mundo árabe contemporáneo, cualquier herramienta es válida para el prestigioso arabista e historiador Jean-Pierre Filiu, quien acaba de estrenar obra, de nuevo en formato cómic. La dama de Damasco es la segunda colaboración de Filiu –que, como la vez anterior, ejerce de guionista- con el dibujante Cyrille Pomės y sale a luz de la mano de Norma Editorial, responsable asimismo de su proyecto previo, La primavera de los árabes (2016).
También en Norma Editorial se publicó la primera incursión de Filiu en el terreno de la novela gráfica, la trilogía Los mejores enemigos. Una historia de las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Próximo, en la que el galardonado historiador –premio Augustin-Thierry des Rendez-vous de l’Histoire en 2015 por su obra Les Arabes, leur destin et le nôtre. Histoire d’une libération y en 2008 por L’Apocalypse dans l’Islam– hacía equipo con el artista gráfico David B. –uno de los fundadores de la influyente L’Association y creador del premiado Epiléptico (Ediciones Sinsentido, 2009)- para crear un ambicioso e innovador trabajo que aúna cómic y ensayo histórico y del que, de momento, han salido a la luz los dos primeros volúmenes[1] (Norma Editorial, 2012 y 2015). Según el propio Filiu, la idea de una colaboración a largo plazo –los tres volúmenes abarcan el período de 1783 hasta el final de la presidencia de Barack Obama- surgió precisamente cuando ambos autores se encontraron en una convención sobre historia en Blois, Francia, en 2008. “Lo que David y yo queríamos mostrar es la permanencia de la tragedia”, comenta Filiu, “La Historia es trágica y el Próximo Oriente siempre ha estado saturado de tragedia. Esto es algo que los responsables políticos americanos encuentran muy difícil de entender. (…) La obvia incapacidad (del presidente Obama) de comprender la dimensión trágica de la historia le condujo a errores en Oriente Próximo que, a la larga, podrían resultar tan devastadores como los desaciertos de George W. Bush”[2].
Por el terreno de la historieta centrada en el Oriente Próximo contemporáneo han transitado numerosos artistas gráficos y entendidos de fuera y dentro de la región –desde el archiconocido Joe Sacco con sus crónicas en primera persona al estilo de Palestina: en la franja de Gaza (Planeta-DeAgostini, 2002) o sus trabajos de periodismo de investigación como Notas al pie de Gaza (Random House Mondadori, 2010), a los proyectos de corte más autobiográfico –el Persépolis de Marjan Satrapi (edición integral, Norma Editorial, 2007) o la más reciente El piano oriental de Zeina Abirached (Salamandra Graphic, 2016), por citar solo unos cuantos ejemplos [3]. La aportación del profesor Filiu estriba en combinar una perspectiva académica con una intención divulgativa que hace que sus incursiones en la novela gráfica sean atractivas para diletantes y expertos en esta zona geográfica. Al enfoque erudito habría que añadir asimismo una gran habilidad para narrar los acontecimientos más recientes, resaltando los elementos menos conocidos o descuidados por los medios de comunicación, de modo que sus trabajos resultan de interés para cualquier seguidor de la actualidad internacional en busca de una narración alternativa. La primavera de los árabes, donde Filiu apoyado en los dibujos de Pomės hace un recorrido por las revueltas populares en Túnez, Egipto, Bahrein, Yemen o Libia, combina todos los elementos anteriores, sin dejar de ser un documento fascinante para los estudiosos de las relaciones internacionales y el Próximo Oriente, por cuanto la estructura narrativa de la obra pone claramente de relieve la permeabilidad de las fronteras en el mundo árabe, donde las noticias de la zona más occidental del Magreb son seguidas con euforia, perplejidad y trepidación en el Golfo de Adén.
De la versatilidad de este experto en islam contemporáneo y profesor en la Universidad de Sciences Po Paris da testimonio su participación como letrista en un tema de Zebda, una banda de rock y reggae de Toulouse conocida por sus canciones de temática política y social. En ‘Une vie de moins’, Filiu pone voz a un joven palestino nacido en Gaza, en “un país que ya no existe”, en “una tierra ocupada, una tierra pisada”. El nuevo trabajo de Filiu, La dama de Damasco, adopta su nombre del poema homónimo escrito por el autor a modo de homenaje a la revolución siria –versos que fueron trasformados posteriormente en la canción de un vídeo compuesta por Catherine Vincent. El comienzo de la historia se sitúa en Daraya, a las afueras de Damasco, un 16 de noviembre de 2010, durante las celebraciones del cuadragésimo aniversario de la toma de poder de la dinastía del ‘León’, al-Asad en árabe. La elección de Daraya como lugar donde se desarrolla la novela no es casual, ya que esta localidad a ocho kilómetros de Damasco ha sido uno de los enclaves más castigados durante la guerra en Siria, tanto por los bombardeos del gobierno de al-Asad, como por el sucesivo asedio de la ciudad, en la que no se permitió la entrada de suministros durante cuatro años. Texto y dibujo se combinan perfectamente para recrear el ambiente de nepotismo, servilismo, represión y pavor que permea la vida en Siria tras cuarenta años bajo su tutela.
“No se trata de leones,
no son más que unos perros,
ladradores rabiosos,
embriagados de veneno.
Se apropiaron de Siria
y nos tratan como a siervos,
un país para los Assad,
y la miseria para el pueblo (…)”.
A partir de esta breve introducción, la obra se centra en los dos primeros años de génesis y evolución de la revolución siria en un relato en el que Filiu se aproxima en mayor medida que en sus proyectos gráficos anteriores a la narración propia del género, con una historia de amor como eje central del mismo. Los miembros de la familia Hasanat, junto a su madre, representan a la vez distintos polos de un relato que consigue transmitir el ritmo trepidante y trágico de los acontecimientos. Cuando el viento de las primaveras árabes alcanza Damasco –resulta memorable la imagen de júbilo y desconcierto que recoge la viñeta-, los tres hermanos de la familia serán parte activa de un movimiento popular que comenzó con un único grito de protesta ‘¡Dios, Siria, Libertad y nada más!”.
Karim, el hijo menor, está enamorado de Fátima, a la que su familia obliga a casarse con alguien poderoso dentro del Régimen, y participa en el levantamiento popular desde el principio. Responsable de informar a los medios de comunicación de las noticias a pie de calle, escenifica la relevancia de las nuevas tecnologías en los conflictos actuales, ya que “la revolución necesita reporteros ciudadanos para que el mundo comprenda y por fin nos apoye”. Abdalá, el hijo mayor, sirve en el ejército siguiendo los pasos de su padre y representa al sector de las fuerzas armadas sirias que desertó para unirse a la revolución. Mona, la única hija, una estudiante universitaria moderna y sin complejos, personifica a ese 55% de sirios menores de 25 años –según el último censo de 2011- que anhelaban un cambio político y social. Su marido, Mahmud, es uno de los miles de palestinos que se refugiaron en Siria tras la creación del Estado de Israel, para verse envueltos en una nueva catástrofe humanitaria. La madre se encuentra atrapada entre el temor al régimen y la realidad de la nueva generación representada por sus tres hijos.
A través de estos personajes la historia fluye para narrarnos en detalle la organización interna y posterior devenir de la revolución. De la formación de los comités de coordinación local y la convocatoria de manifestaciones semanales a la formación del Ejército Libre y el Consejo Nacional Sirio y la progresiva islamización de una revolución en la que los caídos se transformaron con el tiempo en mártires de un régimen que, desde un primer momento, se empeñó en militarizar un estallido popular que sólo buscaba mayores libertades. Filiu muestra una gran habilidad para evitar la aridez del rigor factual, manteniendo el ritmo ágil de un relato perfectamente acompañado por el dibujo vigoroso y eficaz de Pomės –aunque quizás llame un tanto la atención una excesiva exageración en la representación de los fenotipos árabes, en la que abundan los rasgos faciales angulosos y las narices de gancho, lo que puede resulta a veces en caracteres un tanto estereotipados.
A lo largo de todo el relato, Jean Pierre Filiu hace hincapié en el origen pacífico de las protestas, así como en el descuido, negligencia y abandono de las mismas por parte de una comunidad internacional que ha demostrado la futilidad de los tratados internacionales de Derechos Humanos. La novela termina con el ataque químico de al-Asad contra la población civil de Moadawiya en agosto de 2013 que traspasó la famosa “línea roja” que señalara Obama en su momento, sin consecuencia alguna para el dictador. El brutal aplastamiento de la revolución siria ha probado imprescindible el empeño de Filiu de “mostrar la permanencia de la tragedia” en Oriente Próximo.
Por Natalia Arce
Publicado el 23/06/17
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[1] El espacio ‘Reflexiones’ realizó una reseña de estos dos primeros volúmenes que puede consultarse en el siguiente link
[2] [2] Entrevista en The National. Ver
[3] Para una perspectiva sobre la novela gráfica en Oriente Próximo. Ver